Mi maestra Siri Gobind Kaur me ha pedido hacer un escrito, como requisito para completar mi formación de Instructora de Kundalini Yoga, resumiendo mi experiencia con una de las cuarentenas que haya realizado durante el curso.
Una cuarentena es el compromiso de realizar una meditación, kriya o sadhana de acuario como rutina personal, durante un periodo de 40 días ininterrumpidamente (si fallas un día, tienes que volver a comenzar de nuevo). Precisamente, "Sadhana" significa rutina espiritual diaria. Sadhana es una autodisciplina que le permite a uno expresar el Infinito dentro del Ser.
Es una actividad consciente, conscientemente decidimos levantarnos, ejercitar el cuerpo y meditar. Cada día es diferente, cada día somos diferentes. La motivación amumenta y decrece. Pero a través de todo este flujo de la vida, conscientemente decidimos mantener una práctica constante y regular.

.- YOGI BHAJAN
He hecho varias cuarentenas desde que empecé la formación de Kundalini Yoga, y aunque es cierto que aparentemente no sucede nada, de repente un día te das cuenta de que algo ha cambiado dentro de tí, de que algo se ha movido a un nivel muy profundo. Aunque vivas en la misma casa, tengas el mismo trabajo y duermas con la misma persona, las cosas no parecen ser lo que eran: lo que antes te irritaba ahora te resulta indiferente, donde veías problemas y disgustos puedes llegar a ver retos y satisfacciones personales, lo que antes te parecía pesado y aburrido, lo puedes hacer gustosamente viendo su lado positivo....En definitiva, creo que con el sadhana y la meditación quemas karma para poder vivir el dharma.
He tomado muchas notas durante el tiempo que han durado mis rutinas de práctica de yoga y meditación, pero no he encontrado la oportunidad de darles forma en un escrito apto para presentar a mi maestra. Parece que con la ayuda de este blog voy a poder hacerlo. Han sido varias las cuarentenas, otras kriyas solo las he podido hacer por tres o cuatro semanas, pero no puedo quedarme solo con una para resumir la experiencia. Todas han formado parte del proceso de un modo u otro y no puedo quedarme con las sensaciones aisladas de una cuarentena sin hacer referencia a las otras.
Así que he decidido exponer a continuación un resumen de lo escrito en mi diario durante todo ese proceso de descubrimiento y apertura desde el interior que ha sido mi práctica:
PREFACIO

A penas hace un año que me inicié en la práctica del Kundalini Yoga, tiempo más que suficiente para saber que es a lo que quiero seguir dedicándome el resto de mi vida. He encontrado mi tribu, mi comunidad, seres de una calidad humana excepcional que alumbran con su luz el camino hacia la felicidad en las vidas de las demás personas.
Mi primer día de clase en Shunia Yoga es también mi primera Sadhana. No recuerdo otra experiencia anterior que me haya llevado a esos niveles de emoción, devoción, amor, empatía y sentimiento de pertenencia. El Japji y los mantras de la Era de Acuario han calado tan hondo en mi que me propongo recitarlos a diario.
Es el comienzo de mi nueva vida, la vida que estoy destinada a vivir. Sat Nam!
Harchanan Kaur ."
RESUMEN
"El primer fin de semana de la formación me resultó tan inspirador que decidí comenzar de imnediato mi propio sadhana. Quedé embrujada con el magnetismo y la positividad que desprendía el mantra “Aap sahae hoa” . Desde ese lunes decidí levantarme todas las mañanas sobre las 5:30 a.m. para bajar al restaurante donde, antes de comenzar mi actividad diaria, recitaba el Japji, hacía una kriya (diferente según el día o mi estado de ánimo), y una pequeña relajación para acabar con siete minutos de meditación con el mantra “Aap Sahae Hoa”, la primera cuarentena que nos sugirió Siri Gobind Kaur y también el primer compromiso que yo adquirí en la formación. Tras cerrar el espacio con “El eterno Sol”…¡¡a desayunar!! ¡¡Que gozada!! Dos horas enteras dedicadas a mí misma, a estar con mi verdadero ser, a sanar mi cuerpo, mi mente y mi espíritu. ¡ Y todo eso antes de amanecer!

He de reconocer que algunos días me costaba levantarme tan temprano y dedicar dos horas completas a la práctica del yoga y la meditación antes de ponerme a trabajar, también los días de fiesta cuando, después de haberme ido a dormir cerca de las tres de la madrugada, mis hijas me despertaban impacientes para desayunar y hacer alguna actividad con ellas. Soy humana, madre de dos hijas y propietaria de un negocio que requiere mucha dedicación. También me permití alguna que otra vez descansar un poquito cuando así lo sentía, de modo que por las mañanas simplemente recitaba el Japji y hacía la meditación de 7 minutos con Aap Sahae Hoa, o simplemente aprovechaba un tiempecito al caer la tarde para hacerlo, sobre todo los domingos que pasaba fuera de casa. De este modo pude finalizar la cuarentena con éxito. Recuerdo aquellos días llenos de positivismo, enormemente feliz y satisfecha con el trabajo personal que estaba llevando a cabo, viviendo en la frecuencia del amor, proyectando desde el corazón e infinitamente agradecida por la gran suerte de haber sido llamada a formar parte de la gran familia que es Kundalini Yoga...
...Pero nada es eterno, llegó la Navidad con sus excesos y dejé de hacer sadhana. El exceso de trabajo en el restaurante y los compromisos familiares y sociales me hacían muy difícil mantener una rutina diaria, por lo que decidí dejarla. Es entonces cuando me dí cuenta de lo que el sadhana hace por uno, igual que dicen que no te das cuenta de lo mucho que quieres algo o a alguien hasta que lo has perdido, yo no fuí consciente de la forma en que me sostenía mi práctica hasta que la abandoné.
Entonces tuve que volver a comenzar de nuevo. En esta ocasión ya no contaba con el entusiasmo y motivación consecuencia del factor novedad de principios de curso y surgieron varios desafíos para detener mi práctica matutina. Me confrontaba muchísimo mi ego a la hora de levantarme, sobre todo los fines de semana, hasta que encontré una fórmula flexible que se adaptaba a mi ritmo de vida.
Me enamoré del Japji desde la primera sadhana en Shunia Yoga, así que al levantarme por la mañana, lo primero era la ducha fría (otro gran descubrimiento), vestirme de blanco y bajar al restaurante a recitar el Japji (aunque debo reconocer que algunos días permanecía entre las sábanas por más tiempo de la cuenta y lo recitaba en la ducha mientras masajeaba mi cuerpo para ganar tiempo). Después entonaba los mantras de conexión y protección y hacía un pequeño calentamiento que siempre acababa con unos minutos de Sat Kriya. Seguía cantando mantras mientras hacía el pan y los croissants del restaurante, hasta que bajaba mi marido a relevarme y yo subía a casa a levantar a las niñas para ir al colegio. Allí seguía con los mantras de la Era de Acuario tal y como he explicado antres. Solo algunos días me sentía capaz de hacer una kriya completa. Eso para mí era suficiente para mantener mi sentimiento de conexión, para poder experimentar el Infinito dentro de mi Ser en cualquier momento del día y en cualquier situación, para poder ver a Dios en todo y vibrar con el Cosmos.



Las vacaciones estivales las pasamos en contacto con la naturaleza, regresando a los orígenes, recuperando viejas amistades y redescubriendo la tierra que esconde las raíces de mi familia junto a mi marido y mis hijas. Una excelente oportunidad para experiementar el nuevo Ser a través de la conciencia que me ha dado el yoga y poder compartirlo con las personas que amo.
SAT NAM, WAHE GURU!!
Harchanan Kaur"
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