RESUMEN DE UNA CUARENTENA

26 DE MARZO DE 2013

Mi maestra Siri Gobind Kaur me ha pedido hacer un escrito, como requisito para completar mi formación de Instructora de Kundalini Yoga,   resumiendo mi experiencia con una de las cuarentenas que haya realizado durante el curso.
 
Una cuarentena es el compromiso de realizar una meditación, kriya o sadhana de acuario como rutina personal, durante un periodo de 40 días ininterrumpidamente (si fallas un día, tienes que volver a comenzar de nuevo). Precisamente, "Sadhana" significa rutina espiritual diaria. Sadhana es una autodisciplina que le permite a uno expresar el Infinito dentro del Ser.
 
Es una actividad consciente, conscientemente decidimos levantarnos, ejercitar el cuerpo y meditar. Cada día es diferente, cada día somos diferentes. La motivación amumenta y decrece. Pero a través de todo este flujo de la vida, conscientemente decidimos mantener una práctica constante y regular.
 
"Parece que de manera periódica, cuando haces sadhana, nada sucede. Pero no lo haces por avaricia. Lo haces para conquistar tu flojera, tu ego, tu estupidez, con tu esencia de compromiso. Eso es todo lo que sadhana es. No lo hacemos para obtener algo"
.- YOGI BHAJAN
 
He hecho varias cuarentenas desde que empecé la formación de Kundalini Yoga, y aunque es cierto que aparentemente no sucede nada, de repente un día te das cuenta de que algo ha cambiado dentro de tí, de que algo se ha movido a un nivel muy profundo.  Aunque vivas en la misma casa, tengas el mismo trabajo y duermas con la misma persona, las cosas no parecen ser lo que eran: lo que antes te irritaba ahora te resulta indiferente, donde veías problemas y disgustos puedes llegar a ver retos y satisfacciones personales, lo que antes te parecía pesado y aburrido, lo puedes hacer gustosamente viendo su lado positivo....En definitiva, creo que con el sadhana y la meditación quemas karma para poder vivir el dharma.
 
He tomado muchas notas durante el tiempo que han durado mis rutinas de práctica de yoga y meditación, pero no he encontrado la oportunidad de darles forma en un escrito apto para presentar a mi maestra. Parece que con la ayuda de este blog voy a poder hacerlo. Han sido varias las cuarentenas, otras kriyas solo las he podido hacer por tres o cuatro semanas, pero no puedo quedarme solo con una para resumir la experiencia. Todas han formado parte del proceso de un modo u otro y no puedo  quedarme con las sensaciones aisladas de una cuarentena sin hacer referencia a las otras.
 
Así que he decidido exponer a continuación un resumen de lo escrito en mi diario durante todo ese proceso de descubrimiento y apertura desde el interior que ha sido mi práctica:
 
 
PREFACIO
 


 "Octubre de 2011. Estamos a las puertas de la Era de Acuario. El planeta Tierra se está revelando y mientras la población mundial se encuentra sumergida en una profunda crisis económica, ideológica, política y  moral, un nuevo horizonte se abre delante de mis ojos.
A penas hace un año que me inicié en la práctica del Kundalini Yoga, tiempo más que suficiente para saber que es a  lo que quiero seguir dedicándome el resto de mi vida. He encontrado mi tribu, mi comunidad, seres de una calidad humana excepcional que alumbran con su luz el camino hacia la felicidad en las vidas de las demás personas.
Mi primer día de clase en Shunia Yoga es también  mi primera Sadhana. No recuerdo otra experiencia  anterior que me haya llevado a esos niveles de  emoción, devoción, amor, empatía y sentimiento  de pertenencia. El Japji y los mantras de la Era de   Acuario han calado tan hondo en mi que me propongo recitarlos a diario.
Es el comienzo de mi nueva vida, la vida que estoy destinada a vivir. Sat Nam! 
Harchanan Kaur ."
RESUMEN
 
"El primer fin de semana de la formación me resultó tan inspirador que decidí comenzar de imnediato mi propio sadhana. Quedé embrujada con el magnetismo y la  positividad que desprendía el mantra “Aap sahae hoa” . Desde ese lunes decidí levantarme todas las mañanas sobre las 5:30 a.m. para bajar al restaurante donde, antes de comenzar mi actividad diaria, recitaba el Japji, hacía una kriya (diferente según el día o mi estado de ánimo), y una pequeña relajación para acabar con siete minutos de meditación con el mantra “Aap Sahae Hoa”, la primera cuarentena que nos sugirió Siri Gobind Kaur y también el primer compromiso que yo adquirí en la formación. Tras cerrar el espacio con “El eterno Sol”…¡¡a desayunar!!  ¡¡Que gozada!! Dos horas enteras dedicadas a mí misma, a estar con mi verdadero ser, a sanar mi cuerpo, mi mente y mi espíritu. ¡ Y todo eso antes de amanecer!
Por falta de tiempo, decidí que los Mantras de la Era de Acuario nos acompañarían a mis hijas y a mí cada mañana en nuestra rutina antes de ir al colegio. Quedé gratamente sorprendida al descubrir que no solo no echaban de menos los dibujos animados que solían ver, si no que a los pocos días todo parecía fluir con mucha más naturalidad, hasta el punto en que ellas también tarareaban los mantras conmigo. Poco a poco se iban haciendo más autónomas, hasta que llegó el día en que se levantan solas al oír la música, saben que después del desayuno deben vestirse,  hacer su cama, lavarse los dientes y demás. No es de extrañar que, cuando nos dirigíamos a la escuela, pudiera sentir el enorme halo de luz que desprendíamos a nuestro paso…

He de reconocer que algunos días me costaba levantarme tan temprano y dedicar dos horas completas a la práctica del yoga y la meditación antes de ponerme a trabajar, también los días de fiesta cuando, después de haberme ido a dormir cerca de las tres de la madrugada, mis hijas me despertaban impacientes para desayunar y hacer alguna actividad con ellas. Soy humana, madre de dos hijas y propietaria de un negocio que requiere mucha dedicación. También me permití alguna que otra vez descansar un poquito cuando así lo sentía, de modo que por las mañanas simplemente recitaba el Japji y hacía la meditación de 7 minutos con Aap Sahae Hoa, o simplemente aprovechaba un tiempecito al caer la tarde para hacerlo, sobre todo los domingos que pasaba fuera de  casa. De este modo pude finalizar la cuarentena con éxito. Recuerdo aquellos días llenos de positivismo, enormemente feliz y satisfecha con el trabajo personal que estaba llevando a cabo, viviendo en la frecuencia del amor, proyectando desde el corazón e infinitamente agradecida por la gran suerte de haber sido llamada a formar parte de la gran familia que es Kundalini Yoga...
...Pero nada es eterno, llegó la Navidad con sus excesos y dejé de hacer sadhana. El exceso de trabajo en el restaurante y  los compromisos familiares y sociales me hacían muy difícil mantener una rutina diaria, por lo que decidí dejarla. Es entonces cuando me dí cuenta de lo que el sadhana hace por uno, igual que dicen que no te das cuenta de lo mucho que quieres  algo o a alguien hasta que lo has perdido, yo no fuí consciente de la forma en que me sostenía mi práctica hasta que la abandoné.
Entonces tuve que volver a comenzar de nuevo. En esta ocasión ya no contaba con el entusiasmo y motivación consecuencia del  factor novedad de principios de curso y surgieron varios desafíos para detener mi práctica matutina. Me confrontaba muchísimo mi ego a la hora de levantarme, sobre todo los fines de semana, hasta que encontré una fórmula flexible que se adaptaba a mi ritmo de vida.
Me enamoré del Japji desde la primera sadhana en Shunia Yoga, así que al levantarme por la mañana, lo primero era la ducha fría (otro gran descubrimiento), vestirme de blanco y bajar al restaurante a recitar el Japji (aunque debo reconocer que algunos días permanecía entre las sábanas por más tiempo de la cuenta y lo recitaba  en la ducha mientras masajeaba mi cuerpo para ganar tiempo). Después  entonaba los mantras de conexión y protección y hacía un pequeño calentamiento que siempre acababa con unos minutos de Sat Kriya.  Seguía cantando mantras mientras hacía el pan y los croissants del restaurante, hasta que bajaba mi marido  a relevarme y yo subía a casa a levantar a las niñas para ir al colegio. Allí seguía con los mantras de la Era de Acuario tal y como he explicado antres. Solo algunos días me sentía capaz de hacer una kriya completa. Eso para mí era suficiente para mantener mi sentimiento de conexión, para poder experimentar el Infinito dentro de mi Ser en cualquier momento del día y en cualquier situación, para poder ver a Dios en todo y vibrar con el Cosmos.
Hasta que decidí hacer otra cuarentena con la kriya "Rutina de Sat Kriya". Era el mes de febrero, y me tomé este compromiso como una oportunidad para superar algunos obstáculos. El primer objetivo que me puse fué llegar a hacer los 15 minutos de Sat Kriya (el tiempo máximo de esa kriya) con la musculatura del rostro completamente relajada, sin fruncir el ceño y dibujando una sonrisa. Para ello me ayudé, a través del foco en el entrecejo, de visualizaciones donde me imaginaba a mi misma en un postura perfecta, sin corvatura lumbar, con el pecho bien abierto y los hombros relajados, enviaba mentalmente el prana y luz verde a las zonas de mi cuerpo donde sentía tensión y poco a poco, día tras día, lo que en un principio solo sucedía en mi mente, llegó a manifestarse en mi cuerpo, conseguí hacer el tiempo máximo de sat kriya en una postura perfecta y relajadamente, disfrutando de la experiencia, sintiendo el flujo de energía subir desde mi primer chakra a traves de mi médula hasta mi coronilla. Recuerdo un enorme sentimiento de amor y éxtasis en aquellos momentos, como si mis brazos alzados y mis dedos índice levantados fueran una gran antena a través de la cual podía comunicarme con Dios. Cumplí con la cuarentena rigurosametnte, aunque en diferentes horarios, la mayoría de las veces por la mañana como parte de mi Sadhana y otros días en los que no me podía levantar temprano, encontraba un momento a cualquier otra hora del día para hacer la kriya, aunque debo decir que cuando más la disfrutaba era por las mañanas.
El seminario con Sadhana Singh en más Llaneta también suspuso para mí un antes y un después en la formación, allí tomé conciencia de algunos errores posturales y de mis limitaciones físicas, lo cual me dio una fuerte motivación para ponerme a trabajar y corregirlo. Después del seminario de mayo del pasado año me propuse hacer la cuarentena de la "kriya para la inmunidad" que nos recomendó Sadhana Singh y la experiencia fué espectacular. Muchos días lloré con devoción de la emoción, habían ejercicios de brazos que se me resistían especialmente, ocho minutos de postura de arquero con cada pierna...pero poco a poco  fuí conquistando las asanas pensando que, yendo a través de aquel dolor, estaba traspasando barreras y bloqueos personales, acercándome cada vez más a mis metas, toda una victoria a nivel interior. Y tras esta cuarentena, me propuse  hacer otra con la "kriya para la autoiluminación" , también recomendada por Sadhana Singh, y aunque esta no logré completarla hasta el final, pude experiementar sus beneficios. Esta vez no tanto a nivel físico, si no a nivel de los distintos acontecimientos que se iban sucediendo en mi vida. Es aquí cuando empiezo a rendirme a la voluntad del creador, cuando descubro que, al dejar de preocuparme y simplemente ocuparme de las cosas conscientemente en el momento presente, todo resulta mucho más sencillo. Sin miedos, sin angustia, sin dolor, sólo con conciencia, sintiéndome parte de un plan perfecto donde todo sucede sin esfuerzo y sin a penas planearlo, disfruto de cada momento, de cada instante que me brinda la vida, de cada persona que se cruza en mi camino... todo lo mueve el pulso del creador. Mi única misión es volver a encontrar el camino a casa, comprometerme a tener ese momento cada día para estar con Él, para limpiar mi subconsciente y eliminar cualquier interferencia que disturbe esa experiencia del Infinito dentro de mi Ser. El resto es Aceptación, Entusiasmo y Disfrute.

Las vacaciones estivales las pasamos en contacto con la naturaleza, regresando a los orígenes, recuperando viejas amistades y redescubriendo la tierra que esconde las raíces de mi familia junto a mi marido y mis hijas. Una excelente oportunidad para experiementar el nuevo Ser a través de la conciencia que me ha dado el yoga y poder compartirlo con las personas que amo.

Acabé el curso de formación con dos cuarentenas que se solaparon por unos días, las dos últimas propuestas por mi maestra Siri Gobind Kaur en la escuela Shunia Yoga. La primera, una kriya para la prosperidad "Suabhang Kriya", la empezé después de practicarla en la clase precisamente por lo duros que me parecieron los ejercicios de brazos, y al igual que con las cuarentenas anteriores, fui superando las dificultades día tras día. Hice esta kriya como parte de mi sadhana matinal, después del calentamiento con 15 minutos de Sat Kriya. Así que cuando Siri Gobind propuso la cuarentena para llegar a los 31 minutos de Sat Kriya, no me lo pensé dos veces y decidí comprometerme con el reto partiendo de los 15 minutos que ya estaba haciendo. En esta ocasión no tuve que superar barreras físicas, ese trabajo ya estaba hecho, disfruté de la experiencia de la kriya desde el primer día de la cuarentena. Como era un reto grupal, sentía esa conexión con mi maestra y con el resto de la clase, además de con Guru Ram Das y con el maestro Yogi Bhajan. No se me ocurre otra forma mejor de haber acabado la fomación.



No puedo finalizar el resumen de esta experiencia sin dar las gracias a mi marido, compañero, amigo y maestro, Dale Murray, por haber  estado siempre ahí y bendecir el día en que el destino nos unió.  Él ha padecido conmigo las consecuencias de cada cuarentena, nuestra relación ha sido como una montaña rusa desde el principio, pero muy especialmente este último año de formación. He podido experimentar como las cuarentenas han puesto también a prueba mi relación de pareja, tanto a nivel personal como laboral, pues somos socios. Tal vez eso haya sido lo más interesante de este proceso, ir a través de cada dificultad, de cada confrontación, traspasarla y salir fortalecida de cada situación. Aprender que nadie es culpable de nada y que todo sucede por algo, que la vida que estoy viviendo es justamente la mejor vida que podría vivir, por qué es la mía propia.

SAT NAM, WAHE GURU!!

Harchanan Kaur"



 
 
 











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