domingo, 11 de enero de 2015

GANAR EN UNA CRISIS




ESTE POST LO ESCRIBÍ EL PASADO 16 DE DICIEMBRE DE 2014 PARA MI PROFESORA Y MENTORA SIRI GOBIND KAUR. 

ES PARTE DEL TRABAJO PERSONAL REALIZADO EN EL MÓDULO "VITALIDAD Y ESTRÉS" DE LA FORMACIÓN PARA LA CAPACITACIÓN DE PROFESORA DE KUNDALINI YOGA (NIVEL 2). "Vitalidad Y Estrés" ha sido mi cuarto módulo de los cinco que componen la formación. Este es el resumen de la experiencia personal de los últimos tres meses y las reflexiones de lo que ha supuesto para mi el trabajo realizado después del curso.

LO COMPARTO ABIERTAMENTE PARA QUE TODOS CONOZCAN LOS MOTIVOS QUE ME HAN LLEVADO A REALIZAR CIERTOS CAMBIOS EN MI VIDA, LOS CUALES AFECTAN A ALGUNOS DE USTEDES.

TODO FORMA PARTE DE UN PROCESO NATURAL DE TRANSFORMACIÓN COMO SER HUMANO Y MAESTRA. SIMPLEMENTE ESTOY SIGUIENDO EL FLUJO DE LA VIDA PARA SERVIROS A TODOS Y A DIOS.

SAT NAM WAHE GURU.

"Estando prácticamente a las puertas de despedir este año 2014, pienso en los acontecimientos sucedidos durante los últimos meses y tomo conciencia de que al fin estoy recogiendo los frutos de mi trabajo. Al reflexionar sobre las decisiones tomadas llego a la conclusión de que,  definitivamente, este ha sido el año de mi liberación.

He ido a través de un proceso crítico en el que me he tenido que rendir a la voluntad de Dios, abriéndome completamente a recibir y a dar en mi compromiso con la práctica. Proceso en el que todavía me encuentro inmersa. 



Soy consciente de que como kundalini yogui dispongo de las mejores herramientas para vencer mis miedos, eliminar los viejos patrones más arraigados, reconocer mis sombras y desenmascarar mis personalidades ocultas. Pero a día de hoy sigo en la lucha con mi ego por vencer todas esas limitaciones en cada aspecto de mi vida: el trabajo, la familia, las relaciones, el dinero, y por supuesto, en mi modo de ver y comprender mi papel como miembro de la Cadena Dorada. 


Todos y cada uno de los módulos de nivel 2 han influido significativamente en mi vida, pero no ha sido hasta después de este último, Vitalidad y Estrés, cuando realmente he sentido que debía tomar ciertas decisiones.

Como Instructora de Kundalini Yoga, me siento infinitamente agradecida a las enseñanzas  recibidas. El poder estar al frente de una clase, enseñar una kriya, dirigir una meditación y facilitar a los alumnos una experiencia de su propio Ser es un gran regalo. Sin embargo, desde que empecé a enseñar también han habido momentos en los que he tenido muchas dudas, me he sentido confrontada y desafiada, muchas veces agotada físicamente, incluso me he llegado a plantear si todo esto valía la pena. Ahora estoy mucho más serena, no le doy tanta importancia al hecho de tener alumnos como al de sentirme útil para la humanidad en una época de tanto caos. Siento que soy una maestra en cualquier lugar, en cualquier ámbito y en cada situación que me ofrece la vida. Estoy  hablando de vivir en consonancia con lo que siento. Soy lo que soy, una hija de Dios, y mi papel como tal es mantenerme pura, compasiva, humilde y con el carácter que me da la gracia y la divinidad.  Llegar a este punto ha sido un camino largo y nada fácil. 

Constantemente he tenido que lidiar con las voces de mi ego cuestionándome cada emoción surgida desde el anhelo de mi alma. Ahora, gracias ha este curso, también he sido capaz de reconocer al monstruo de mi personalidad estresada. Una personalidad falsa creada por mi para darme un sentido de seguridad, también falso, dentro de todo ese aluvión de preocupaciones, miedos, dudas y responsabilidades creadas por ese entorno que mi ego trataba de defender a toda costaEsa maldita confrontación del ego con el miedo, el agotamiento físico y mental por pretender satisfacer a todos viviendo una dualidad (la que alimenta a mi ego y la que alimenta a mi alma) y la sombra de la culpa revoloteando alrededor cuando no podía llegar a todo, han sido los aspectos decisivos trabajados en este módulo.


Sin duda alguna la meditación ha sido y es mi gran aliada. Me he entregado con total devoción al Infinito dentro de mi y he podido sentir a mi Diosa  interior eliminando todos esos pensamientos negativos, disipando todas las dudas, limpiando toda la basura mental que me provocaba esos sentimientos y emociones indeseables. 

No olvidaré jamás la respuesta que le oí decir a Yogui Bhajan cuando un alumno le preguntó si no había pensado en abrir un restaurante vegetariano: "... Noooo, noooo, ni hablar, ese trabajo no es un buen negocio para un yogui... demasiadas horas, demasiadas preocupaciones.... definitivamente no..." En ese momento yo dirigía mi propio restaurante junto a mi marido y ya empezaba a tener mis conflictos internos al respecto. Nosotros hacíamos nuestro trabajo desde el corazón, ofreciendo una cocina sincera en un ambiente relajado y con un servicio muy cuidado. El problema era el contexto, imposible de mantener, a lo que sumábamos el deterioro de la vida en pareja y la falta de tiempo para disfrutar de nuestras hijas. Y eso nos estaba causando un profundo dolor que irremediablemente desembocó en la enfermedad de ambos.

Por lo que otro de mis enfoques en esta etapa ha sido la sanación. Desde hace varios meses que los médicos están tratando de averiguar que me provoca una persistente hematuria en la orina. No hay infección ni células malignas en la sangre, mis riñones, hígado y vejiga son aparentemente normales y después de una prueba de contraste, también han descartado la insuficiencia renal. En mi familia hay antecedentes de cáncer de vejiga, por lo que el urólogo sospecha que pueda ser un indicio. La siguiente prueba es una cistoscopia donde se determinara si hay o no llagas. El sangrado ha sido considerable en cada orina durante casi seis meses. Me han recomendado seguir con mi ritmo de vida normal, por lo que no sólo he continuado con mi práctica de yoga habitual, (exceptuando aquellas asanas que mi cuerpo intuye no recomendables, como las posturas invertidas), si no que he ido a través de cada kriya y meditación con mucha más profundidad.



Cada vez que  las fechas de un módulo de esta formación se han aproximado, la vida se ha empeñado en ponerme a prueba enviándome claras revelaciones sobre cada uno de los diferentes aspectos que se iban a tratar. En este curso no sólo ha ocurrido lo mismo, si no que ha sido la ocasión en que lo he vivido más intensamente.

Mi marido también comenzó a tener problemas de salud a nivel del segundo chakra hace tres meses. Seguramente su enfermedad haya estado relacionada energéticamente con la mía, aunque lo suyo, sin ser grave, ha resultado ser bastante mas doloroso. Unos días antes de iniciar este módulo fué hospitalizado con fiebre muy alta, inflamación y dolor en un testículo. De pronto me encontré sola al frente del restaurante e incapaz de ofrecer el servicio al que nuestros clientes estaban acostumbrados, por lo que decidí cerrar mientras mi marido se recuperaba. El poder asistir a la formación era también una oportunidad para la sanación de ambos. Me levanté realmente temprano en la madrugada para poder llegar a todo, sin dejar de dar mis clases durante esos días, asistí a todas las sadhanas e incluso diriji una. Visité a mi marido en el hospital diariamente y  pude ocuparme de mis hijas y de los quehaceres del hogar. El verme cocinando fue para mi otro gran descubrimiento del que sigo disfrutando.

Debo decir que no  me alarmaron en absoluto mis puntuaciones en los tests del curso para evaluar el nivel de estrés. Dadas las circunstancias, fueron muy pocos los estresores que deje sin marcar. 

Lo más sorprendente no fué el hecho de poder salir adelante con todo, si no el verme fluyendo a través de todas esas desafiantes situaciones con gracia y un espíritu elevado. Viendo cada desafío como una oportunidad de crecimiento, poniendo a prueba no sólo mi resistencia física y emocional, si no descubriendo mi resiliencia, un nuevo termino que por cierto he aprendido en este curso. Además, he podido comprobar que soy capaz de mantenerme en mi centro a pesar de todos los estresores presentes en mi vida en ese momento. Sigo la voz de mi alma cuando hago aquello que me hace sentir feliz y dichosa en todo momento. Esto lo he sabido porque a pesar de lo agotador de la experiencia, estaba haciendo lo que creía mejor no sólo para mi, si no para todos . Ese es el estado de Cherdi Kala.


Unas palabras del maestro Sadhana Sing el último día del curso me calaron bien hondo: "Haz una buena sadhana diaria con un claro enfoque en aquello que deseas conseguir, y el resto del día dedícate a hacer lo que te gusta". Ahí entendí que debía confiar humildemente en mi fusión con el Infinito después de entregar lo mejor de mi a Dios cada dia.

Para mantenerme a ese nivel, no dudé en continuar con la cuarentena de la meditación para la mochila del estrés nada más acabar el curso. Los 31 minutos con el Mul Mantra recitado de esa manera, era todo un chute de energía a media mañana. Curiosamente, cuando practicaba la meditación a primera hora del día después de mi rutina de sadhana, las sensaciones y pensamientos experimentados eran desagradables y en ocasiones dolorosos. Probé de hacer la meditación por la tarde-noche  y entonces no lograba dormirme a en mi horario habitual, me daba por hacer otras cosas. Finalmente decidí tomarme un momento en el trabajo, antes de mediodía, para practicar la meditación seguida de una breve relajación. A ello le seguía el descanso de la comida antes de seguir con el trabajo. De esta manera encontré la formula eficaz para no agobiarme con la meditación.

Mantener el compromiso con la práctica diaria ha sido, como siempre, lo más difícil. He vivido intensamente cada día, casi tanto como los de la formación. Meterme de lleno en las profundidades de mi Ser a través de cada kriya y de cada meditación ha sido mi salida a todo lo que me estaba sucediendo fuera. "Haciendo de lo personal impersonal, y de lo impersonal personal", como decía el maestro.

A lo largo de este camino he hecho muchísimas cuarentenas, varias noventenas e incluso llegué a los 120 días de loto atado, fallando, eso sí, a mi plan previo de los 1000 días. No lo he hecho para acumular logros, ni para sentirme un ser humano excepcional. Ya no me autoculpo ni me castigo si un día no me siento capaz por falta de energía, porque haya surgido un contratiempo o por cualquier otro motivo que mi conciencia considere de peso. Siempre he encontrado el momento de conectarme mental y espiritualmente con la meditación o kriya que estuviera realizando y con eso he dado por cumplido mi compromiso. Ha sido un acto de humildad reconocer que en mi vida, la mejor sadhana está en lidiar con todas las circunstancias que se me presentan aceptándolas como un regalo de Dios. Fluyendo a través de ellas y aprendiendo a cada paso.

Sin embargo, en las cuarentenas recomendadas como requisito para la capacitación en cada módulo, he sentido bastante más presión que en mi práctica personal individual. Tal vez esto haya sido así por ver las meditaciones como una imposición  más a añadir a mi extensa lista obligaciones diarias. 

Me he dado cuenta de que esos estresores presentes en mi vida de los que hablaba antes, también estaban afectando a mi forma de comprometerme con la práctica en el sadhana matinal. Eran demasiados problemas, demasiadas preocupaciones, demasiados conflictos internos...y utilizaba mi sadhana como una vía de escape a todos ellos. Por lo que algunas veces  Al tener que parar de trabajar en el restaurante por la hospitalizacion de mi marido tuve la oportunidad de disponer de un tiempo sólo para mi mientras las niñas estaban en la escuela. Un regalo divino para disfrutar del yoga y la meditación,  un tiempo más que suficiente para hacer una buena relajación después que me permitiera integrar todos los beneficios. Disfrutar de mi hogar tras la práctica diaria haciendo otras actividades elevadoras como leer, bailar o salir a dar un paseo es algo que no había tenido tiempo de hacer antes. La tristeza profunda de mi ser ha comenzado a disiparse, mi intuición me dice estoy en el camino correcto y que no debo mirar atrás. Así que me he propuesto continuar disfrutando de ese tiempo invirtiéndolo en lo que me gusta para poder dar lo mejor de mi.

La forma en que ha sucedido todo ha sido definitivamente la prueba de este curso. He tomado conciencia de quien soy realmente y de cual es mi papel como mujer, como madre, como esposa y por supuesto, como maestra.

Y ahi estoy, poco a poco, paso a paso. 

Cerré definitivamente el negocio hace un mes. Mi marido esta trabajando en un hotel de lujo con un puesto a su medida y se encuentra totalmente recuperado. Tantos dias de hospital le han transformado profundamente y ha salido claramente fortalecido de la experiencia. 

Acabé la última cuarentena hace 10 días y desde entonces no hay sangre en mi orina. Me he tomado un descanso sin hacer nada de yoga hasta el próximo fin de semana, ya que comienzo un nuevo módulo del curso,  "Ciclos de vida y Estilos de Vida". Serán tres días intensos de formación y práctica, pero no esta no será la última gran experiencia que me depara este año. Después del curso voy a poder disfrutar de un hermoso viaje a la India con algunos de mis compañeros y por supuesto con mi querida maestra Siri Gobind Kaur. Es la primera vez que me separo de mi familia, y precisamente será por Navidad. No sé lo que me espera a la vuelta, todavía tengo algunos asuntos por zanjar. Siento que debo ir a lo mas profundo de mi Ser en este viaje esperando poder llegar a aquellos rincones donde todavía no he indagado. Anhelo sanar todas las heridas de mi alma y escuchar a los médicos decir que no hay enfermedad en mi interior. Necesito sentirme fuerte y capaz de mostrarle al mundo todo mi potencial."





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